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Roald Dahl: el escritor infantil más disparatado e imprescindible

El escritor galés escribió al margen de los convencionalismos de la literatura infantil y nos regaló unos personajes divertidísimos, complejos y crueles. Recogemos algunas propuestas para coleccionar sus obras clásicas, pero también su sugerente literatura para adultos.


El escritor Roald Dahl

Fue un comediante trágico, combinó la carcajada más perversa con el desenlace más tierno. Tuvo la habilidad para casar con ingenio y maestría literaria lo cotidiano y lo fantástico. Con él ya no era necesario viajar a parajes recónditos para disfrutar de las mejores aventuras. A Roald Dahl (Llandaff, 1916-Oxford, 1990), el cuentista británico más importante del siglo XX, le sobran méritos para haberse convertido en el autor de literatura infantil y juvenil más disparatado, pero también en el artífice de obras fundamentales del género que todos los niños (y también los adultos) deberían leer.

Dahl –como muchos otros: Astrid Lindgren, Elena Fortún, Lewis Caroll, C.S. Lewis o Elvira Lindo– escribió al margen de los convencionalismos de la literatura infantil, transitó territorios poco amables y complacientes, pero se dio cuenta de que a los niños les atraen todos aquellos temas que los adultos pueden considerar vetados para las mentes más inocentes.

De esta manera, en Charlie y la fábrica de chocolate los chavales más repelentes son castigados; Matilda aprovecha sus poderes para vengarse de sus padres y de su profesora más malvada; la abuela de Las brujas ofrece a su nieto que fume puros: «Solo tengo siete años, abuela», le responde el chico.

En fin, lo suyo era una fantasía desatada y sin prejuicios. Sus personajes son niños complejos, crueles y juguetones, inocentes, pero también vengativos. Complejos y divertidísimos. Y en esa transgresión reside la magia de la literatura de Roald Dahl, que ha conseguido emocionar a decenas de miles de jóvenes de diferentes generaciones sin que el paso del tiempo haya hecho mella en su prosa.

Como coleccionar libros infantiles y juveniles es una tarea en la que merece la pena invertir tiempo y esfuerzo, repasamos la vida y obra del autor y recogemos algunos de los títulos más interesantes de Dahl, así como los ejemplares más curiosos que puedes encontrar en Biblio.


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Un gigante de casi dos metros

El propio Roald Dahl fue un personaje tan peculiar como su obra: polémico; a veces odiado y muchas otras adorado; con fama de huraño y portador de una figura desgarbada que rozaba los dos metros de altura. Al seguir el relato de su vida, podemos encontrar muchas pistas de lo que posteriormente se convirtió en su obra literaria.

Era hijo de un matrimonio de emigrados noruegos que estableció su residencia en Gales, aunque la influencia cultural de la tierra natal de sus padres no se esfumó con la mudanza. Roald veraneó en Noruega durante sus años de estudiante y situó parte del argumento de Las brujas en este país.

Su infancia estuvo marcada por dos hechos trágicos para la familia: la muerte casi sucesiva de una de sus hermanas de apendicitis cuando él apenas tenía tres años y la de su padre, que falleció de neumonía a los 57 años, semanas más tarde. Este hecho provocó que su madre tomara la decisión de enviarle a un estricto internado británico en el que fue tremendamente infeliz e incluso llegó a recibir palizas.

Hay quien dice que la muerte de su padre influyó en la creación de James y el melocotón gigante, publicado en 1961. Lo que sí que resulta más evidente es la influencia que tuvo el internado de su infancia en la historia de Matilda, donde se critica con severidad el abuso de poder de los adultos e incluso se sirve de la ficción para regocijarse en el placer de vengarse de los más déspotas.

Indirectamente, también hay huellas de su paso por el internado en Charlie y la fábrica de chocolate. Según relató el autor en sus memorias Boy, relatos de la infancia, desde la fábrica de chocolates Cadbury, cercana al centro, enviaban con frecuencia sus nuevos productos para que los chavales dieran su opinión. Al parecer, el escritor incluso llegó a fantasear con la idea de crear una nueva chocolatina que deshiciera en elogios al mismísimo señor Cadbury.

Pese a su poderosa imaginación, la idea de dedicarse a la escritura no apareció hasta después de un grave accidente de aviación que casi provoca su muerte. Durante la Segunda Guerra Mundial, Dahl se alistó como piloto de las fuerzas aéreas británicas, sin embargo, en septiembre 1940, un accidente mientras trataba de aterrizar en medio del desierto le provocó la fractura del cráneo y una ceguera temporal de la que se recuperaría ocho semanas más tarde.

De aquella traumática experiencia saldrían dos historias (y una nueva vocación): Pan comido, la crónica del accidente, que se publicó en The Saturday Evening Post; y el relato Los Gremlins (1943), que se basaba en una leyenda urbana que circulaba entre los pilotos de la RAF y que culpaba a estas criaturas mitológicas de las averías que sufrían las aeronaves. El cuento de Dahl nada tiene que ver con la película homónima de Joe Dante de 1984, aunque sí que fue un encargo de Walt Disney para una película animada que nunca se llegó a producir.

Tras el accidente, el escritor vivió entre Estados Unidos –donde hacía labores de espionaje para el Gobierno británico– e Inglaterra. Muy cercano al entorno de Hollywood, se casó por primera vez en 1953 con la famosa actriz Patricia Neal, junto a la que tuvo cinco hijos. Las tragedias siguieron alterando la vida familiar del autor y una de sus hijas, Olivia, falleció de encefalitis cuando apenas tenía siete años, en 1962.

Con el tiempo, y tras divorciarse de Patricia en 1983, el autor regresó a Inglaterra para instalarse definitivamente con su segunda esposa, Felicity Ann d’Abreu Crosland, en la residencia de Buckinghamshire, cerca de Oxford, convertida hoy en un museo dedicado al escritor. Fue allí donde murió a los 74 años, víctima de una leucemia, el 23 de noviembre de 1990.

Fotograma de la película Matilda (1996).
Fotograma de la película ‘Matilda’ (1996).

Los libros infantiles de Roald Dahl que todo niño debería leer

Los relatos que ideaba para sus hijos acabaron despertando en Roald Dahl el interés por la literatura infantil, que cultivó tanto en prosa como, ocasionalmente, en verso. Muchas de esas historias estuvieron acompañados de los inolvidables dibujos de trazo fino y tembloroso de Quentin Blake, que captó como nadie el espíritu de la literatura de Dahl.

En muchos de sus títulos, el escritor aborda la orfandad o las familias monoparentales. Los protagonistas de Las brujas o James y el melocotón gigante son huérfanos. Matilda, por su parte, acaba renegando de sus progenitores y formando una nueva familia. Todos ellos son niños independientes que hacen un claro alegato contra todo tipo de violencia y autoritarismo. Los malos, como los padres de Matilda, son sin embargo caricaturas ante los ojos del escritor británico.

De todas las obras firmadas por Dahl, en Biblio hemos hecho una selección de los más destacados:

James y el melocotón gigante

Con ilustraciones de Nancy Ekholm Burkert, James y el melocotón gigante fue publicado por Alfred A. Knopf en 1961. En Biblio puedes encontrar un primera edición muy especial de este título, firmada tanto por el autor como por la ilustradora; así como ejemplares de segunda mano del libro. Con frecuencia, esta historia de un niño que huye a un mundo mágico en el que se hace amigo de unos insectos se enfrentó a la censura. Entre las críticas más habituales entre los detractores de la obra se encontraba la inquietante y poco común trama y su potencial capacidad de aterrorizar.

Primera edición de 'James and the Giant Peach', de Roald Dahl, con ilustraciones de Nancy Ekholm Burkert
Primera edición de ‘James and the Giant Peach’, de Roald Dahl, con ilustraciones de Nancy Ekholm Burkert. / Raptis Rare Books
Charlie y la fábrica de chocolate

Este título fue publicado también por Alfred A. Knopf en 1964 con ilustraciones de Josep Schindelman. Es la historia de cuatro chicos que ganan un premio para visitar la enigmática fábrica de chocolate de Willy Wonka. En Biblio también puedes encontrar primeras ediciones y otras curiosas copias, así como ejemplares usados.

Detalle de portada de la primera edición de  'Charlie and the chocolate factory'.
Detalle de portada de la primera edición de ‘Charlie and the chocolate factory’. /
Type Punch Matrix
El gran gigante bonachón

Publicado en 1982 en el sello Jonathan Cape, El gran gigante bonachón rescata a la pequeña Sofía del orfanato en el que vive y se la lleva a un país en el que solo habitan gigantes, y no todos buenos. El título en inglés (big friendly giant) es habitualmente abreviado como The BFG.

Las brujas

Un año más tarde, en 1983, Jonathan Cape publicaba también la que es, quizá, la obra más popular de Dahl. La historia, que desarrolla en parte en Noruega, revela una conspiración mundial secreta de las brujas para convertir a todos los niños en ratones. Inquietante y extraño en algunas partes, el libro resulta conmovedor en otras y mantiene una perspectiva optimista del héroe, un niño convertido en ratón por una bruja que debe trazar un plan para salvar al resto de niños. En Biblio puedes encontrar primeras ediciones y otras interesantes ediciones en su versión original en inglés, así como libros de segunda mano en español.

Matilda

En 1988 llegaba el personaje de Matilda, una niña de apenas cinco años, ferviente apasionada de la lectura, sensible e inteligente. Y también con poderes telequinéticos, además de una inteligencia prodigiosa. Gracias a esas dotes mágicas consigue vengarse de sus mediocres padres, que la consideran una inútil, y temible y sádica profesora Trunchbull. Matilda fue publicado por primera vez por la editorial Jonathan Cape.

portada de Matilda de Roald Dahl
Portada de ‘Matilda’, con ilustraciones de Quentin Blake. / Lucius Books
Cuentos en verso para niños perversos

En forma de poesía llega esta reinterpretación de los cuentos clásicos: Cenicienta se casa con un fabricante de mermeladas; los siete enanitos y Blancanieves se dedican al juego (y con muchísimo éxito); los tres osos se comen a la niña de los rizos de oro; Caperucita Roja acaba haciéndose un abrigo con la piel del lobo y Ricitos de Oro condenada por allanamiento de morada.

Los libros para adultos de Roald Dahl que todo adulto debería leer

Roald Dahl no solo cultivó el género de literatura infantil y juvenil –totalmente apta e igual de sorprendente para mentes maduras–, sino que también publicó algunos títulos destinados al público adulto en los que pudo dar rienda suelta a sus cuentos eróticos más sórdidos, entre otras historias. Muchos de los relatos aparecieron en revistas estadounidenses como Ladies Home Journal, Harper’s, Playboy y The New Yorker, y posteriormente formaron parte de antologías individuales o colectivas.

Junto a su segunda esposa, Felicity, escribió uno de los libros más peculiares de su carrera: una colección de recetas y reflexiones sobre sus temas culinarios favoritos que tituló Memories with Food at Gipsy House, publicado póstumamente en 1991 y que aún no tiene traducción en español.

La mayoría de sus obras infantiles pueden encontrarse en este idioma en la editorial Alfaguara, mientras que Anagrama se ha encargado desde los años ochenta de traducir buena parte de sus historias para adultos. Estos son algunos de los títulos más destacados de la literatura roaldiana para mayores de 18:

Relatos de lo inesperado

Publicado originalmente en 1979, se trata de una colección de cuentos en los que el autor da rienda suelta a su sentido del humor más macabro. El libro acabó siendo adaptado en una popular serie televisiva cuyos episodios estaban presentados por el propio Roald Dahl. Algunos de los relatos habían sido publicados anteriormente en revistas como The New Yorker y otros fueron llevados a la pequeña pantalla en otra famosa serie, Alfred Hitchcock presenta. Entre otras populares antologías del autor se encuentra también La venganza es mía, S.A.

Boy (Relatos de la infancia)

Aunque no es una autobiografía, es lo más parecido a unas memorias del autor que tenemos. Como el propio título indica, Dahl se detiene en pasajes –tristes, fantásticos, divertidos– de su niñez y adolescencia en los que un conocedor de su obra puede encontrar el origen de muchos de sus relatos. El autor también rememora pedazos de su vida en Mi año, aunque en este caso son los cambios en la naturaleza los que le hacen evocar recuerdos. La primera edición de Boy en el inglés original fue publicada por Jonathan Cape en 1984, con una portada diseñada por Quentin Blake. En español, este título fue publicado por Alfaguara.

Primera edición de Boy de Roald Dahl

Primera edición de ‘Boy’. / Adrian Harrington Rare Books
Volando solo

Es en este volumen en el que Dahl recoge uno de los acontecimientos más importante de su vida: sus años de juventud en África como empleado de la empresa de combustibles Shell y su participación en la guerra como piloto. Si nos atenemos a la cronología, podría decirse que Volando solo es una continuación de Boy. La primera edición de Volando solo (Going solo) se publicó en Inglaterra en 1986.

primera edición de Volando solo de Roald Dahl
Portada de la primera edición de ‘Volando solo’ (‘Going solo’), de Roald Dahl. / FINE BOOK CELLAR
Mi tío Oswald

El tío Oswald, bon vivant y donjuán empedernido, se alía con Yasmin para fundar un banco de esperma cuyas muestras venderán a acaudaladas mujeres. Entre los donantes se encuentran Stravinski, Renoir, Picasso, Freud, Einstein, Conan Doyle y otros artistas de similar pedigrí. Mi tío Oswald se publicó también en 1979 y el mismo personaje apareció en dos cuentos del autor.

Roald Dahl y la fábrica de hacer películas

Angelica Huston en la película La maldición de las brujas
Anjelica Huston en la película ‘La maldición de las brujas’, 1990.

La relación entre Roald Dahl y el cine (aunque también la televisión) siempre fue estrecha y fructífera. No solo porque el propio autor hiciera sus pinitos como guionista brevemente durante la década de los sesenta, sino porque buena parte de sus trabajos han sido llevados a la pantalla –con desiguales resultados, también es verdad–.

El escritor galés fue guionista de Chitty Chitty Bang Bang, película musical de 1968; y la cinta de 1967 Solo se vive dos veces, ambas obras originales de Ian Fleming. Alfred Hitchcock incluyó en su popular serie televisiva los relatos de Cordero asado –idea que posteriormente Pedro Almodóvar utilizaría en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?– y Hombre del sur –que también influiría a Quentin Tarantino para dirigir uno de los fragmentos incluidos en la película de 1995 Four rooms–.

La primera de las novelas infantiles de Roald Dahl en ser llevada al cine fue Charlie y la fábrica de chocolate, cuya primera adaptación se estrenó en 1971 con guion firmado por el propio autor y con la dirección de Mel Stuart. Después vendría la adaptación de 2005 de Tim Burton con Johnny Depp. Y, por último, una versión para televisión dirigida por Hanna Barbera. En 1990 se estrenó la primera versión de Las brujas, con Anjelica Huston como actriz principal. En 2020 Robert Zemeckis lanzó una nueva visión del clásico roaldiano con Anna Hathaway de protagonista.

El relato del gigante bonachón llegó a la pantalla en 2016 con dirección de Steven Spielberg. Danny de Vito, por su parte, estrenó en 1996 una inolvidable versión de Matilda –aunque discreta en recaudación en taquilla– protagonizada por Mara Wilson. Entre los últimos intentos de llevar el universo del galés al cine, se encuentra el d Wes Anderson, que se encargó de dirigir una versión animada de Fantástico Sr. Fox.

En septiembre de 2021 Netflix anunció un acuerdo con los herederos del escritor británico que incluye la compra de los derechos de la Roald Dahl Story Company. Parece que el trasvase entre el cine y la literatura sigue siendo una fértil alianza para ampliar el entretenido y universo de uno de los escritores más queridos del siglo XX.

2 comentarios

  • Y ahora, como a tantos otros, lo quieren censurar los de lo políticamente correcto. Gente, generalmente con escaso talento, quieren reescribir las obras de los que si lo tienen. Que escriban ellos sus propios libros con el lenguaje que quieran pero que no se dediquen a reescribir los de los demás. Si se quiere contextualizar estos libros con su época y las circunstancias del autor que se haga, ya se viene haciendo usualmente desde hace tiempo. Pero censuras no.

  • Además, es un contrasentido, un absurdo, esta persecución censora, en este caso contra libros infantiles, teniendo en cuenta lo que después los niños pueden ver en los programas basura, en internet, en los video juegos…

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